El tiempos es una magnitud exacta. Un segundo dura siempre un segundo a menos que uno se meta en una nave interestelar y se le lance a una velocidad mayor que la de la luz.
Lo que es variable es la cantidad de vida que cabe en cada uno de esos segundos. Un segundo abarca hechos, sentimientos, ideas y vacío; cuatro segundos contienen un vídeo entero, con sus cuatro minutos, y una canción de OK Go.
La banda de Chicago ha vuelto a reventar el molómetro visual con el videoclip de The One Moment, el single extraído de Hungry Ghosts, su nuevo disco.
La película en cuestión dura casi cuatro minutos repletos de versos, explosiones multicolores, travellings y pintura desparramada. El tiempo que transcurrió del «¡acción!» al «¡corten!» fue, sin embargo, mucho más reducido: exactamente 4,2 segundos.
No es la primera vez que la banda estadounidense monta un pitote creativo de este calibre. Lo hemos contado más de dos veces en Yorokobu, por si te apetece repasar otros de sus trabajos.