«¿Cómo van a ser masculinos los pelos del chocho?»
Digamos que me depilo con cera una vez al mes hace veinte años: son doscientos cuarenta meses depilándome. Digamos que cada vez me cobraron –tirando a la baja– unos veinticinco euros: son seis mil euros que se llevó la cera, pegados a ella como los pelos, a la basura, como los pelos. Seis mil euros, tía, seis mil.