Demostrado: los malos tienen cara de malos

Dos de estos individuos son criminales convictos y el otro es gente de bien. ¿Eres capaz de adivinar quién es quién?
En el siglo XIX tuvo cierto predicamento la frenología, una seudociencia que pretendía determinar el carácter de las personas a partir de la forma del cráneo y de sus  facciones. Según su fundador, el neuroanatomista alemán Franz Joseph Gall, la cara no sólo era el espejo del alma sino también del historial delictivo de la persona.
Cuando ya creíamos haber superado el sarampión del determinismo morfológico llega un grupo de psicólogos para informarnos de que resulta que sí: que los malos tienen cara de malos. Los tres psicólogos de la Universidad de Cornell llevaron a cabo un experimento, consistente en mostrar las caras de 32 rostros de varones veinteañeros, la mitad de los cuales eran criminales convictos y la otra mitad no (puedes hacer la prueba tú mismo más abajo).
Los participantes tenían que distinguir a los criminales de los ciudadanos intachables. El resultado es que la mayoría fue capaz de determinar quiénes eran los criminales (yo mismo acerté 11 de los 16) pero casi nadie fue capaz de adivinar el motivo por el que cada presidiario cumplía condena (el selecto grupo parecía el casting de “Con Air”: incluía asesinos, violadores, ladrones, pirómanos, camellos y timadores).
El motivo por el que no somos capaces de conocer la “especialidad” de cada criminal se lo debemos a Satoshi Kanazawa, psicólogo disidente y políticamente incorrecto, autor del blog El Científico Fundamentalista, en el que publica joyas como Por qué tus amigos tienen más amigos que tú (y tu novia es un putón) o Por qué los noctámbulos son más inteligentes que los madrugadores. Según Kanazawa:

“Los delincuentes no se especializan. Los hombres que cometen un tipo de delitos son más proclives a cometer otros. Incluso si en el experimento se esmeraron en elegir a presos que sólo habían cometido un tipo de delito, en la realidad empírica hay hombres que cometen (todo tipo de) delitos y hombres que no”.

Más sorprendente aún: las mujeres que participaron en el estudio no fueron capaces de distinguir a los violadores. Más bien sucedió al contrario: los condenados por violación no fueron considerados siquiera delincuentes. Kanazawa tiene también una teoría para esta aparente paradoja:

“Para convertirse en un violador exitoso, el hombre tiene que ser capaz de ganarse la confianza de la mujer inicialmente. Los hombres que tienen un aspecto criminal y peligroso no deberían ser capaces de acercarse lo suficiente a una mujer como para ser capaces de violarla”.

Sin embargo, y rizando el rizo de la paradoja los hombres sí fueron capaces de localizar a los violadores entre los 32 hombres. ¿Y tú? ¿Serás capaz? Aquí tienes las 32 fotos utilizadas en el experimento. Trata de localizar a los 16 convictos, incluyendo a 4 violadores. Apunta los resultados en un papel. Las soluciones, después de la publicidad, digo de las fotos.




Convictos
3  4 5 8 10 11 16 20 21 23 24 27 28 29 31 32
Violadores
3 23 31 32
Visto en Psychology Today. Estudio con el experimento original [.pdf]
Más del Científico Fundamentalista:
Por qué tus amigos tienen más amigos que tú (y tu novia es un putón).
Por qué los noctámbulos son más inteligentes que los madrugadores.
Por qué los vegetarianos son más inteligentes que los carnívoros.

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