Escribir un soneto a la menstruación. Componer una balada a los tapones mucosos. Contar en un microrrelato la esencia efímera de un saco amniótico.
Pocas cosas hay que muevan más al mundo que el acto de parir. Sin embargo, observarlo como un momento bello, digno de recordar, suena como si se hablase en una lengua extraña e incomprensible.
La periodista y poetisa Isabel Navarro lo dijo una vez en una entrevista para eldiario.es: «al final, parir, a pesar de ser la experiencia más desgarradora, violenta y transformadora de la vida de una mujer, sólo puede ser un relato médico o una anécdota que las madres recientes le cuentan en voz baja a otras madres».
«Te sajaron el vientre.
Te encharcaron el cuerpo.
Te crujieron el útero […]».
Escribe Navarro al inicio de su poema Parto II, para cerrarlo, más tarde, con el sonido de un trueno:
«Nacer no es una metáfora,
es un estrépito».
Un estrépito que la mayoría de mujeres necesitan compartir: «siempre me ha resultado fascinante la necesidad que solemos tener las mujeres de hablar de nuestro parto –explica en su web sobre maternidad poetisainsomne.com la psicóloga Sonia Fernández–. Creo que tiene que ver con la trascendencia del momento. Un instante muy duro, carente de control racional, vulnerable, visceral; algo cercano, a la vez, a la vida y a la muerte y que te cambia para siempre».
Por algo se le llama alumbramiento, de lumbre: materia que arde para dar luz y calor. Y hay quienes utilizan esa luz para inmortalizarlo.

Fotografías para normalizar el parto
Monet Nicole Moutrie lleva cinco años fotografiando partos.
«Hay algo mágico en el hecho de estar presente en esos momentos. Siento como si tuviese acceso a todas la mujeres que existieron antes de nosotros… y a las que vendrán», explica Monet en la página web estadounidense birthbecomesher.com, la cual gestiona junto a su amiga y también fotógrafa Jennifer Rainey Mason.
Birth becomes her es un proyecto creado en 2014 cuyo objetivo es proporcionar recursos a profesionales de la imagen y hacer más accesible esta industria a futuros padres. «La fotografía de partos se está haciendo algo más común en Estados Unidos, pero no diría que sea algo muy conocido», explica Mason, vía e-mail, a Yorokobu.
Para esta fotógrafa, su trabajo es algo que puede ayudar a normalizar el concepto del parto en nuestra cultura occidental: «los bebés salen de cuerpos humanos. Eso es una cosa increíble, pero la hemos ocultado en nuestra sociedad durante demasiado tiempo. Es estimulante, poderoso y excitante, y ser testigo de ello es algo milagroso».

Cada nacimiento es una historia, pero esa historia «no es solo la de la madre, sino la de todos los que la están ayudando durante el proceso –explica Mason–. Su pareja, su equipo, la gente que ella ha elegido para que la apoyen. Me encanta la conexión entre ellos, el amor que tienen en común para traer a ese bebé al mundo».
«Ella fue a nacer…
…en una fría sala de hospital», cantaba Víctor Manuel en 1978 con el corazón tendido al sol. Por fortuna, las salas de hospital han cambiado bastante durante estos 40 años.
Los hospitales son uno de los mayores obstáculos que los fotógrafos de parto deben superar para llevar a cabo su trabajo. «En las grandes ciudades, la fotografía de parto es más común y no supone ningún problema –explica Mason–. Sin embargo, en hospitales más pequeños o zonas rurales es muy diferente. Sé de fotógrafos a los que se les ha prohibido tomar fotografías durante el parto o incluso acceder al hospital».
Si en Estados Unidos, donde la fotografía de partos está más avanzada, ya es complicado desarrollar la actividad, en España la situación es bastante más dramática.
«Durante mis dos primeros años me encontré con muchos problemas –explica a Yorokobu Eva Gascón, fotógrafa y fundadora de la Asociación Española de Profesionales de la Imagen del Nacimiento (AEPIN)–. Los hospitales argüían que permitir la presencia de un fotógrafo durante el parto suponía un riesgo para la seguridad. Aparte, algunos ginecólogos eran reticentes al hecho de que hubiese una persona que pudiese entorpecer el proceso».

Ante las resistencias que fue encontrando, Gascón vio necesaria la creación de una asociación en la que se pudiesen establecer una serie de normas básicas y protocolos. Estos se centrarían en el comportamiento de los fotógrafos tanto en el ámbito hospitalario como en los partos domiciliarios. Así fue como surgió la AEPIN.
Para la fotógrafa, la frialdad de la sala de hospital se disipa cuando «te centras en un parto donde los protagonistas están involucrados al cien por cien. Ya sea la pareja, la matrona, la enfermera… Este tipo de fotografía solo funciona cuando hay conexión emocional».
«Yo soy madre y sé que el parto es un momento de emociones a flor de piel. De todas las horas que dura el proceso, solo recuerdas flashes que se completan con los recuerdos de tu acompañante». Es ahí donde la fotografía de parto tiene su razón de ser: el fotógrafo es el encargado de inmortalizar cada uno de los instantes que construyeron la historia de ese parto.
La foto de parto que derrotó a Facebook
Sucedió en noviembre de 2017. La fotógrafa Marijke Thoen subió a su página de Facebook una de sus últimas fotos. En ella, una niña pequeña miraba a su hermano recién nacido a través del cristal de la cubeta en la que acababa de llegar al mundo. A la mañana siguiente descubrió que la red social había censurado su foto y bloqueado su página durante 24 horas.

Tres días después, Facebook rectificó sin darle ninguna explicación. Pero ya era demasiado tarde, la bola era imparable. Tras acudir a diferentes medios para protestar por lo sucedido, Marijke se sumó a un lema ya iniciado en redes sociales meses antes bajo el hashtag #stopcensoringbirth. A partir de ese momento, Facebook modificó su política de publicaciones.
Meses después del incidente, aquella fotografía volvió a hacerse viral: la obra de Marijke fue ganadora del concurso internacional Birth becomes her photo contest 2018, organizado por Jennifer y Monet y en el que participaron más de 1000 profesionales de todo el planeta.
La aparición de estas fotografías ayuda, según Gascón, al otro gran cambio relativo al parto: la normalización de este como un proceso más de la vida. «El principal problema es que ha existido, desde siempre, un ocultamiento al parto. Antes de este, tienes un libro que te explica todo sobre el embarazo y luego pasas directamente –si tienes suerte–, al posparto. Pero el alumbramiento se omite, como si no existiese. Como si fueses un container al que, simplemente, le extraen el bebé. Ante ese panorama ¿para qué retratarlo?».
«Por fortuna, ahora la gente desea vivir esa experiencia. Muchos se han dado cuenta de que es un momento único y quieren formar parte de él».
Abrir el mar y llorar a mares
«Mañana, como algunas noches,
abriréis el mar
y lloraréis a mares […]».
Recita en su web la psicóloga Sonia Fernández.
«[…] y daréis luz de nácar a esta tierra,
y besaréis caras de luna entre jadeos.
Y nunca volverán a ser tan planos vuestros cuerpos.
Y nunca miraréis igual la luna».

Eva Gascón lleva más de 20 partos a sus espaldas, pero hay algo que siempre sucede: «como mujer es imposible no emocionarme, hay una conexión invisible con cada parto del que soy testigo».
Para la fotógrafa, lo mejor de su trabajo es «ver nacer una vida y ser la parte oculta de ese proceso». Lo peor, la incertidumbre: «el fotógrafo siente el parto también como algo suyo. Debido a lo incierto de cuándo nacerá el bebé, se establecen, por contrato, dos semanas de guardia en las que no puedes seguir tu vida con normalidad. Vives con el mismo estado de alerta que la madre y debes dejar todo lo que estés haciendo cuando el proceso comience».
Gascón es consciente del verdadero poder de su labor: retratar la emoción de los padres en el momento de ver a su hijo recién nacido: «Para mí eso sí que es un recuerdo. Cuando miras atrás, a tus álbumes de fotos, ¿a quién quieres ver realmente? ¿Qué estamos buscando cuando buscamos un recuerdo en una foto? Yo quiero pensar que nos gustaría recordarnos rodeados y, sobre todo, con la emoción que sintieron nuestros padres al sostenernos en sus brazos los primeros minutos de nuestra vida».

Foto de portada: «Caught in Between Worlds», Dominique Lamontagne (Dominique Lamontagne Photography). 3ª posición en categoría «BIRTH»
Todas las fotografías galardonadas del concurso se pueden ver en la web Birthbecomeshercontest
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