La fotografía instantánea es una de las formas más auténticas de disfrutar de la fotografía en su estado más puro. Apuntas con tu cámara, disparas y en cuestión de segundos tienes en tus manos un pedazo de realidad materializado y tangible. Literalmente has congelado un momento, un recuerdo, una sensación… Y lo has convertido en algo imperecedero.
Es muy probable que no sepas decir con exactitud —o que ni siquiera puedas aproximarte meramente a una cifra— el número de fotos que tienes almacenadas en tu teléfono móvil. Y, sin embargo, solo te bastará un instante para recordar esa fotografía instantánea que te regalaron en una celebración o aquella que hiciste cuando fuiste a visitar a esa persona tan especial.
Las fotografías instantáneas se convierten automáticamente en objetos de valor. Símbolos de una amistad que nunca se acabará o de recuerdos que jamás se borrarán. La sensación de capturar una experiencia única dentro de un pequeño pedazo de papel y representarla con colores vibrantes en cuestión de segundos.
Y eso, preservar los recuerdos de manera instantánea, es lo que lleva haciendo Fujifilm prácticamente en solitario durante las dos últimas décadas a través de su colección de cámaras Instax y de una amplia gama de películas.
Una de ellas es la Instax Mini 40 y llega con estilo. Ya habíamos visto cámaras con un aire juvenil, otras más grandes para formatos mayores y nos faltaba una cámara que, además de darnos todas esas sensaciones, también encajase con nuestra propia filosofía y, por qué no, nuestro outfit.
Una línea retro con textura similar a la piel, bordes plateados que nos recuerdan a las cámaras más icónicas del pasado, su forma elegante y su tamaño reducido que nos permite llevarla con nosotros en cualquier ocasión son la tarjeta de presentación de esta cámara que, dentro de un diseño tan refinado, esconde las mejores funciones de Instax.
Funciones como la Exposición Automática, que detecta automáticamente el nivel de luz ambiental cuando se pulsa el botón del obturador y optimiza la velocidad de obturación y la potencia del flash en función de la escena. Permite, incluso a los usuarios principiantes de instax, hacer fotos que se exponen automáticamente de forma adecuada, independientemente de las condiciones interiores o exteriores, obteniendo fotografías de alta calidad al momento.
O el Modo Selfie, perfecto para hacer autrorretratos y primeros planos simplemente tirando del borde frontal del objetivo tras encender la cámara. Hacerse un selfi y fotos de cerca nunca fue tan fácil y rápido.
Y su flash… que es algo que quizás no se leerá en muchos artículos relacionados con este tipo de cámaras, pero que desde Yorokobu queremos recomendarte. Así que: ¡USA EL FLASH TODO LO QUE PUEDAS! Comprobarás que las fotos que más te gustarán serán las que hayas hecho con poca luz y con el flash activado. Gracias a la exposición automática, la luz y las sombras duras que produce el flash son los ingredientes secretos que necesitas para darle ese toque instax único e inconfundible a tus fotos.
Y para rematar este pequeño apartado de recomendaciones, échale un ojo a la colección de películas disponibles para tu Instax Mini 40. El icónico marco blanco está disponible, por supuesto, pero también puedes elegir entre más de 15 tipos de bordes diferentes: desde el negro hasta marcos tematizados.
La vida es la suma de todos los instantes que vivimos y con una Instax los puedes guardar y compartir para siempre. ¡No dejes de disparar!