Acerca de los gatos y el estilo de vida

Extracto del libro 'Gatos', de Patricia Highsmith*
gatos patricia Highsmith

Si me pidieran que terminara la frase «Me gustan los gatos porque…» dudo que ganara el primer premio, pero sé lo que me gusta y por qué. Me gustan los gatos porque son elegantes, silenciosos y decorativos, pequeños leones razonablemente manejables que se pasean por la casa. Debería decir que son casi siempre silenciosos, porque una gata siamesa en celo no es silenciosa. Creo que los gatos dan menos problemas que los perros, aunque reconozco que es más fácil viajar con perros. 

Para desechar las quejas habituales sobre los gatos, los arañazos en los muebles y el olor en la casa, debo decir que he sido afortunada. He visto casas ajenas de las que los gatos prácticamente se habían adueñado. Instalé en la puerta principal una gatera ovalada con solapas de plástico, y mis dos siameses prefieren salir en vez de usar en el interior eso que discretamente se llama la caja de arena del gato, aunque les puse una cuando eran gatitos.

Se acostumbraron a hacerlo fuera en cuanto pudieron. Vivo en el campo y tengo un jardín rodeado de un muro, así que les resulta cómodo, y a mí también. No me gustaría tener que pasear a un perro dos o tres veces al día, haga el tiempo que haga. Por lo que a los arañazos respecta, tampoco son un problema. Puse un felpudo normal y corriente sobre una tabla, lo ajusté con unas tiras de goma en la parte inferior y superior de la tabla para que no resbale, y la tengo contra una pared donde no molesta en el cuarto de baño de abajo. A los gatos les encanta clavar ahí las uñas porque aquello produce un crepitar agradable. Es la inclinación del felpudo lo que les gusta, no esos postes verticales con aromas artificiales que venden por un dineral en las tiendas de mascotas.

¿Los gatos haciendo el papel de Watson? ¿Planteando preguntas ingenuas? ¿Descubriendo los hechos por accidente? Creo que los gatos serían peores que los perros de Watson. Tanto los gatos como los perros dependen del olfato más que de la vista, pero ¿se tomaría un gato la molestia? Movido por la curiosidad, un gato puede conducir a alguien hasta un cadáver, pero puede también manifestar hostilidad hacia una persona por medio de un gruñido asombrosamente grave; o puede abandonar la habitación. Nunca he recurrido en mi escritura a un truco semejante, pero hace poco me serví del instinto depredador de los felinos para hacer que un gato arrastrara por la gatera un par de dedos humanos, con sus metacarpianos destrozados, mientras unas personas jugaban una partida de Scrabble en la sala de estar…

 

*Gatos, de Patricia Highsmith, ha sido editado por Libros del Zorro Rojo

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Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

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