Solemos entender el arte como algo que debe ser bello, pero el arte existe más allá de la estética y no solo para el deleite y la decoración de salones o estancias. Por eso el arte conceptual, a menudo, parece algo ajeno a nosotros.
Esta idea, aunque sigue vigente, está algo caduca, ya que desde principios del siglo XX hay corrientes artísticas que investigan la conceptualización sobre la estética. Podríamos decir que hay un espectro que va de la estética al concepto, y cualquier creador se mueve y evoluciona libremente por él, en ambos sentidos, en zigzag, dando vueltas o como le venga en gana.
Los artistas conceptuales buscan los límites del arte y la idea pasa a ser la base de la obra. La despojan de elementos estéticos y buscan un significado más allá de lo físico, una idea pura. Se van a un extremo del espectro hasta el punto de que la creación puede llegar a ser más importante que el resultado final.
Buscan traer la idea universal a nuestro mundo físico, muy inspirados en la filosofía de Platón, en la que un concepto o idea universal existe en otro plano y es el artesano o el artista quien lo acerca al mundo sensorial. Se trata, pues, de un arte intelectual, a menudo con muchas capas, que puede requerir demasiado del espectador.
¿Y esto como se representa en el arte? Pues en formas y conceptos muy variados, no hay límites.
¿QUÉ ES UN READY-MADE?
Estos objetos artísticos son objetos cotidianos, normalmente industriales, que son despojados de su contexto original para cobrar uno nuevo en base a un nuevo contexto, título o explicación del artista.
La fuente, de Marcel Duchamp (o de Elsa von Freytag-Loringhoven) (1917)
Esta obra, en la actualidad, y sin entenderla en su contexto, ha dejado de tener sentido. Hoy es un símbolo del principio de una revolución en el arte.
Marca una clara diferencia con el academicismo y lo tradicional. Cuestiona la belleza y el mismo sentido y mercado del arte elevando un objeto cotidiano y vulgar, como es un urinario, a la categoría de museo. En su momento, creó una onda expansiva que ha llegado a nuestros días y ahí reside su valor.
Mierda de artista (1961)
Esta pieza es el troleo máximo. Una clara crítica al mercado del arte en el que la firma de un artista con prestigio convierte una mierda, literalmente, en una cotizada obra. ¿No es ridículamente acertado? ¿No hemos sobrepasado los límites del arte todavía?

¿QUÉ SON LA PERFORMANCE Y EL HAPPENING?
Se trata de espectáculos artísticos, acciones en las que el artista pretende comunicar o investigar sobre un concepto sin un guion escrito, fusionando arte y vida. Puede tener cierta planificación e intencionalidad, pero suele dar cabida a la espontaneidad. Y, en el caso del happening, a la participación del público.
Art must be beautiful, artist must be beautiful, de Marina Abramovic (1976)
Esta performance, convertida en videoarte, nos muestra a la artista peinándose mientras dice el título de la obra. El mensaje es claro: el arte debe ser bello, la artista debe ser bella. Sus movimientos se van volviendo más bruscos, hasta herirse, y su voz más agresiva.
Ella debe ser tan hermosa como el arte, porque tanto la mujer como el arte deben ser bellos, según unos estándares marcados. Lenguaje, cuerpo y espacio toman especial relevancia en esta performance, lo que es muy habitual en el arte conceptual. Se cuestionan las barreras entre disciplinas artísticas y soportes tradicionales (lienzo, papel, piedra, madera etc.).
EL ARTE ROBÓTICO Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Arte robótico es el que emplea cualquier tipo de tecnología: videoarte, multimedia, instalaciones interactivas… El arte hecho por inteligencia artificial va un paso más allá y pone en juego la autoría de la obra.
Pero la idea surge en una mente humana y es ejecutada por una inteligencia programada con algoritmos basados en conceptos humanos. La autoría de la ejecución de la obra en el arte conceptual pasa a un segundo plano, ya que lo que importa es la idea.
Can’t help my self, creada por Sun Yuan y Peng Yu para el Museo Guggenheim de Nueva York (2016)
Un brazo robótico tiene que contener el líquido que va perdiendo para poder sobrevivir. El líquido parece sangre. La fuga empezó siendo algo manejable por el robot, que podía interactuar con algunos espectadores con movimientos ágiles y alegres.
Con el tiempo, la fuga va creciendo y monopolizando su tiempo; la actitud de la máquina va decayendo, se la ve cansada y desesperada, hasta que finalmente muere.
Los autores no han dado una explicación para esta pieza, pero a miles de personas les sobrecoge profundamente su funcionamiento. Este es uno de los puntos clave: la humanización e interacción de humanos con máquinas, un tema cada vez más actual y vigente en nuestras vidas y en la creación artística.
La empatía que nos sobrecoge y sentimos por ella viene del símil que hay con nuestras vidas y lo atrapados y dependientes que somos y estamos. Una sensación de placer y pánico que nos hace reflexionar sobre lo inevitable, cuestionando la necesidad de dicha reflexión y el terror e impotencia que trae consigo.
Pero este terror es emocionante, nos hace sentir vivos y cuestionarnos, nos moviliza y anima a seguir descubriendo, experimentando y reflexionando sobre la naturaleza, narrativa y dinámicas de las vidas humanas y artificiales.
Baiseenville, por Ampparito, para el Festival Bien Urbain (2023)
Un banco con bajorrelieves formando un patrón de logotipos de marcas de bolsos de lujo. Al sentarnos en este banco estos patrones se transfieren a nuestra piel, pero al rato desaparecen.
El título viene del concepto francés baise en ville o bainenville, que literalmente quiere decir «follar en la ciudad». Se trataba de un bolso donde poder llevar lo necesario para pasar una noche fuera de casa: una muda.
Esta instalación artística, situada en la calle, nos lleva a reflexionar sobre varios temas: la renovación, la obra final, la durabilidad y lo efímero; la ciudad, el lujo y lo mundano, el espacio común y lo privado.
Provoca especial interés el cuestionamiento de la obra final y el proceso de creación, en este caso, basado en las técnicas de grabado. Ahí, se entinta una matriz con bajorrelieves o grabados y, gracias a la presión de un mecanismo, pasamos estos gráficos a un papel, donde quedarán impresos por mucho tiempo.
Ampparito crea la matriz en un banco de madera situado en la calle y, con la presión de nuestro cuerpo, nosotros mismos grabamos nuestra piel por un tiempo muy limitado.
El espectador es la pieza y ejecutor final, es el que termina la fase final de estampación a través de una acción tan cotidiana como es sentarse.
El arte conceptual, a menudo, es despreciado. Puede ser difícil conectar con ciertas obras y conceptos. A veces, parece que se ríen de nosotros y, aunque no puede negarse que en ocasiones sea así, he ahí el quid de la cuestión. Si profundizamos y entendemos, podemos encontrar que conectamos con muchas más ideas de las que pensábamos.
Es maravilloso ver cómo un individuo consigue traer al plano físico conceptos realmente complejos y con una gran carga histórica, política, social o, simplemente, emocional.
El conceptual es un arte que existe por y para la reflexión. No puede juzgarse con una simple mirada (lo que en la era de Instagram parece imposible). Debemos profundizar en él y puede llegar a ser realmente emocionante.