Olvídate de haber visto algo parecido. Anda hoy el mindfulness hasta por las esquinas. El yoga, la meditación, el ASMR, el crossfit que saca el estrés en chorros de sudor. Pero lo que ocurrirá el próximo sábado, a las 19.30, aquí, en MACBA, nada tiene que ver. Te vas a enfrentar a un experimento de meditación colectiva basado en la hipnosis y guiado por la hipnoartista Jessica Boston y el dúo de electrónica Desert.
«¡Quiero que sea una sorpresa!», dice Boston. «El disco This Feeling is You es una belleza, pero también es una herramienta terapéutica increíblemente poderosa y la aplicación de todo lo que sé sobre la hipnosis para que una persona pueda hacer cambios en su vida. La hipnosis es a la vez arte, ciencia y magia. Ese es el punto donde creo que se sitúa».
Dicen los artistas de Desert, Cristina Checa y Eloi Caballé, que lo que ocurrirá el sábado como parte del programa Distancias a fin de mes del MACBA, en colaboración con Uniqlo, no es un concierto: «Es una acción, un experimento. Es importante que la gente se relaje, que conecte. Incluso recomendamos que se pongan en un sitio cómodo».
Es también una instalación artística con visuales y sonidos envolventes. «La música y los textos van con paso lento. Los ruiditos y las texturas están ahí para amplificar la experiencia», indica Eloi Caballé. «Puedes mirar la pantalla como si miraras un cuadro. Puedes fijarte o cerrar los ojos. La puesta en escena no es lo más importante. Haz lo que te apetezca».
El experimento del próximo sábado, 25 de julio, está basado en el álbum This Feeling is You, que compusieron juntos la terapeuta de hipnosis y el dúo de electrónica. «Es un disco especial porque tiene un uso terapéutico. Es un proyecto artístico con un nivel conceptual brutal. Lo planteamos de una forma muy distinta a un disco de música pop», explica Caballé. «Pero la puesta en escena del sábado va mucho más allá porque queremos que el espectador tenga muchos más inputs que cuando escucha el disco».
Insiste Checa en que la idea de este experimento es «encontrarte a ti mismo» y eso te convierte en «el artista final».
Ellos ya vivieron su viaje cuando crearon el disco. Empezaron por lo racional: buscaron, leyeron y estudiaron las técnicas de hipnosis. Pero cuando se lanzaron a componer, toda la información desapareció. Sus mentes quedaron en blanco y se dejaron guiar por la voz de Jessica Boston para que surgieran los sonidos.
«Fue superintuitivo», cuenta Checa. «Había momentos en los que casi estabas durmiendo, pero con los ojos abiertos. Desconectamos de nuestra parte racional. Era muy distinto al proceso que seguimos cuando hacemos pop».
La hipnosis no es magufería ni el espectáculo barato que popularizaron algunos programas de televisión: un tipo dormido, caminando con los brazos por delante, viéndose desnudo, a pesar de estar vestido, y avergonzado ante un público a carcajada limpia. La hipnosis nació en las manos de la ciencia.
Jessica Boston lleva más de diez años trabajando la hipnosis con sus pacientes. En este tiempo ha descubierto lo poderosos que son los sonidos y las palabras. Dice que tienen mucha fuerza para cambiar ideas, emociones y el sentido de la realidad. Por eso, hace años, hablando con Desert, surgió la idea de hacer un disco.
Boston está convencida de que la música amplifica el poder de la meditación. Relaja y lleva a otros estados de conciencia. Regula las hormonas que provocan el estrés y la dopamina que tanto ayuda a ser feliz. En su disco, y en la sesión del próximo sábado, lo que trata de hacer es experimentar con la sensación de estar presente, de explorar el subconsciente, de hallar la consciencia total de estar vivo.