Cómo acortar textos

Escribir breve es mucho más difícil que extenderse. Lo saben los periodistas que tienen que comprimir una interesante entrevista a tres personas en 500 palabras por las exigencias del medio impreso. Lo saben aquellos que quieren presentar un relato a un concurso con límite de extensión.

Empezar a escribir todo lo que se pase por la cabeza sin preocuparse por la extensión final es relativamente sencillo. Escribir pensando en cuánto tiene que ocupar el total, o resumir posteriormente, o conseguir que todas las partes del texto tengan una densidad similar, ya no lo es tanto.

Escribir de forma concisa

Si aun estás a tiempo de escribir el texto inicial de forma concisa, ten en cuenta estos tres consejos:

  1. Sé previsor

Siempre que sea posible, y a no ser que se trate de un texto ya existente que tienes que resumir, ten en cuenta los límites de extensión desde el principio. La práctica hará que «programes» en tu cabeza de forma bastante intuitiva qué nivel de detalle puedes permitirte poner según la extensión final que quieres lograr.

  1. Usa esquemas y borradores

Te serán muy útiles para hacerte una idea visual de la estructura final del texto y los puntos que tienes que incluir en él. Si, al escribir, ves que llevas ya la mitad de la extensión pero solo has tratado dos puntos de los siete que tiene tu borrador, es que estás incluyendo demasiado detalle. Esa estructura previa te servirá como medidor de la longitud final antes de que el texto esté terminado.

  1. Usa frases breves y claras

El texto tendrá mejor ritmo y será más directo. Evita las muletillas o las frases que no aporten significado, así como las obviedades.

Acortar un texto ya escrito

Pero si el texto ya está escrito y lo que tienes que hacer es acortarlo, ya sea tuyo o de otro autor, he aquí algunas pautas para hacerlo con éxito.

  1. Léelo con atención

No empieces a recortar sin comprender primero su estructura. Cuando tienes una visión global del texto, queda bastante claro qué partes sobran y cuáles son imprescindibles.

  1. Quita frases que no se entiendan

Lo primero que se debe podar de un árbol son aquellas ramas que ya están secas. Las frases incorrectas, inacabadas o duplicadas son las primeras que debes eliminar si quieres reducir la extensión de un texto. Si ves que este no pierde sentido, no tengas miedo por borrarlas. Solo merece la pena hablar con el autor de lo que quiso decir y corregirlas si ves que esas frases son cruciales para el desarrollo del texto.

  1. Elimina las repeticiones

Si un concepto está explicado dos veces de forma similar, elimina una de ellas.

  1. Acorta las perífrasis

«Desde nuestra organización queremos intentar conseguir ayudar a los niños» puede resumirse en alternativas más breves, como «desde nuestra organización intentamos ayudar a los niños». A menudo, las perífrasis que contienen varios verbos pueden acortarse. 

  1. Homogeneiza extensiones

Si el texto tiene partes o puntos, asegúrate de que cada una de ellas tiene una extensión similar. Si el autor se ha detenido demasiado en uno de los tres puntos, por ejemplo, ahí es donde debes empezar a cortar.

  1. Sacrifica algunos ejemplos y acotaciones

La estructura principal no queda comprometida si se eliminan algunos ejemplos prácticos. Son muy útiles para entender mejor las explicaciones pero, si hay que cortar algo, mejor eliminar ejemplos que explicaciones principales, ya que estos son información añadida. Lo mismo ocurre con la información adicional que no esté relacionada con el tema principal.

  1. Elimina marcadores textuales, nexos y expresiones de transición

Aunque expresiones como «por lo tanto» son perfectamente válidas para enlazar frases o párrafos, y a veces necesarias, en muchas ocasiones son prescindibles. Si el texto no ha alcanzado aun la extensión adecuada con los puntos anteriores, puedes eliminar estas frases que no tienen contenido en sí mismas. Por supuesto, aquellos conectores que sean necesarios se tienen que mantener.

No confundas un recorte con un resumen

Conviene puntualizar que acortar un texto es diferente a resumirlo en un texto nuevo. Cuando se acorta, el autor sigue siendo el que escribió el texto original. Esos recortes no deben cambiar la esencia del texto, y las ideas principales y secundarias deben mantenerse íntegras.

Resumir un texto en un texto nuevo, tal y como nos pedían en el colegio, sigue un proceso diferente, que incluye por ejemplo el de subrayar el primer texto o entrecomillar cualquier frase que se tome de él de forma textual. En este caso, el autor del nuevo texto es el que realiza el resumen, que habla del otro autor en tercera persona.

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