En el oeste de Madrid existe un paraje semisalvaje en el que “los habitantes de este bosque están mayoritariamente a lo suyo, que nadie sabe muy exactamente qué es, pero que tiene en apariencia profunda relación con lo ritual y místico. En general viven en grupo familiares pequeños, itinerantes y no emparentados entre sí, que en ocasiones se congregan para ciertos rituales de apareamiento, caza o cosas simplemente raras. Dada la escasez de información, tampoco se puede decir que sean buenas personas”.
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La fábula de la Casa de Campo
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